En el vestuario del lado izquierdo, Luna, una joven con una larga melena negra, se miraba en el espejo ajustando su traje de baño negro que se adhería a su cuerpo como una segunda piel, con un delicado logo de una mariposa en el costado. Su concentración era palpable, y el brillo en sus ojos denotaba determinación.
Por otro lado, Aurora, con su cabellera roja encendida, se encontraba en el vestuario opuesto. Llevaba un traje de baño del mismo corte pero en color negro sólido, que contrastaba a la perfección con su piel clara y su cabello llameante. Sus ojos verdes brillaban con un fuego interno, listos para el combate.
Ambas salieron al ring. El lugar estaba semioscuro, iluminado solo por un foco encima del cuadrilátero. No había público, solo el sonido de sus respiraciones y sus pisadas en la lona.
Se aproximaron al centro y, sin mediar palabra, comenzaron. Luna intentó un llaveo de brazo, torciendo el brazo de Aurora hacia atrás. La pelirroja gruñó de dolor, pero logró zafarse y contratacó con un suplex, haciendo que Luna cayera de espaldas, contorsionándose ante el impacto.
Aurora aprovechó el momento y se lanzó sobre Luna intentando un la magistral, pero Luna, con agilidad, logró esquivarla y aplicar un rompe espaldas. Aurora gritó, sintiendo cómo su columna se arqueaba en un ángulo doloroso. "¡Ah! ¡No te saldrás con la tuya!", exclamó.
Las dos se levantaron, el sudor hacía que sus trajes brillaran. Luna intentó un DDT, pero Aurora, usando su fuerza, la levantó y la dejó caer con un powerbomb. El cuerpo de Luna se dobló, sus piernas se levantaron del suelo por el impacto.
El combate continuó, y en un movimiento audaz, Aurora intentó un sharpshooter. Luna gritaba, sintiendo la presión en su espalda. Pero con un último esfuerzo, logró llegar a las cuerdas, forzando a Aurora a soltarla.
Las dos estaban exhaustas, sus cuerpos brillando, los trajes de baño mojados revelaban cada contorsión de sus músculos. En un último esfuerzo, Luna sorprendió a Aurora con un figure-four leglock. La pelirroja intentó resistir, pero el dolor en sus piernas era demasiado. "¡Me rindo! ¡Me rindo!", gritó.
Luna, con un brillo triunfante en sus ojos, se levantó y puso su pie sobre el pecho de Aurora, adoptando una pose de victoria. Luego, se acercó y con una sonrisa maliciosa, desató el traje de baño de Aurora, llevándoselo como trofeo.
Aurora, humillada, miró a Luna con una promesa silenciosa de revancha. Pero esa sería otra historia.
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